jueves, 21 de junio de 2007

cultura electronika.ESPECIALES Sònar 2007

Sónar 2007

Ya hace tiempo que el Sónar es propiedad de un monstruo poderoso que se maneja por dinero. El festival barcelonés está poseído por un leviatán que es el mal nuestro de cada día en una ciudad como esta que ha conseguido por deméritos propios colocarse entre las 30 más caras de todo el mundo. La especulación campa a sus anchas en un festival que sigue gozando de la bula de los pecadores, casi todos nosotros los medios de comunicación, que le siguen dorando la píldora porque ya no es un festival, es un emblema, un tótem neocapitalista que nos da de comer a muchos. Hasta los travellers pies negros se arriman a la inflación más flagrante: los paquetes de tabaco se cotizaban el sábado en la puerta del recinto al simbólico precio de 5 euros (dentro, siete euros y medio para beber de un vaso de plástico que después habrá que mear en un lavabo a rebosar de detritus clubbers). Este festival del diablo necesita deglutir almas y ya no se conforma con menos de 80.000 en cada edición. Como predijo Nostradamus, en cuanto alcance las 100.000 habrá llegado el fin del mundo. Aquí va un repaso de las actuaciones más destacadas de una de las ediciones más flojas de toda su historia (aún así, lo queremos al muy jodío): 1.- Tiene bemoles gordos que un festival que se apellida ''Música avanzada'' tire de billetera para reclutar a Beastie Boys y Devo como cabezas de cartel (precisamente ellos que desde la dirección del festival dicen odiar el interminable revival 80’s). Lo mejor de los primeros sigue siendo Mixmasters Mike al que la edad no le impide seguir tirando de dedos mágicos. Al resto del directo le faltó algo de ritmo, pero ya se sabe que la edad pasa para todos igual. De todos modos, nadie como ellos para mezclar hip hop, hardcore, fusión, jazz instrumental en los interludios, con la misma actitud punk de hace 28 años, confeccionado un todo ''parte estadios'' que sigue levantando pasiones y muchos brazos. Bosque interminable de extremidades superiores para recibir a Intergalactic y Sabotage, las piezas más esperadas y celebradas. 2.- Otra de las propuestas que más sedujo fue sin duda la de los resucitados Black Devil Disco Club. 28 años no son nada si la nostalgia está bien adornada. Escuchar la voz vocoderizada y alucinada de Bernard Fevre fue tan reconfortante como volver al útero materno. Repasaron todo el álbum 28 after con el que ingresaron en Lo Recordings. Cursor Miner nos hizo un nudo en el cerebro con ese electro intrincado y cabezón que es el orgullo del sello británico. El Sónar Lab del sábado noche contó también con los garrulos más esperados, Altern8 que tiraron de rave oldschool con el French Kiss de Lil Louis gimiendo al aire libre. No entendimos muy bien a que vino una vez más tirar de Blue Monday, pero su sesión fue otra vuelta a los orígenes que dejó en evidencia el cierre de Radio Slave y toda la new rave esa que sirve para que los jóvenes de hoy olviden a los verdaderos héroes del ayer. Por cierto, ¿cómo se puede programar el viernes noche a Simian Mobile Disco después de Richie Hawtin que es como mezclar el agua con el aceite? Si el del flequillo tiene bula en el festival y es inevitable que nos visite cada año, por qué no ponerlo al final y que la parta como es debido que es lo mejor que sabe hacer. 3.- Sin duda, la fiesta off Sónar más entrañable de este año tuvo lugar el jueves noche en ese local con aires de puticlub de la calle Valencia. Noche Pigna en Minusa con la ambientación del barecito más decadente de toda la ciudad, que ni pintada para dar la bienvenida al italo de Dj Zero (empezó con la música ligera de Luccio Battisti para seguir con pesos pesados de ayer y hoy como Kano o Metro Area para felicitar el 79 aniversario de su mediática madre que también estuvo presente en la gala), Marco Passarani y el acid house de ese dandi a la italiana que es Francesco de Bellis. Frikazos a la romana. 4.- Hablando de frikadas, el título de la camiseta del Sónar para el periodista Javier Blánquez y ese tributo a Sven Väth que es más que una provocación. Además, el periodista de la Go Mag le hizo la contraprogramación en el Sónar Dome a James Holden con Agnès, Petter (These days Sasha remix), Sasha (Magnetic month), Leama & moor (Forever), Pantha du prince (Walden II), Apparat (Fractales extended Ibiza mix), Accadia (Into the down), Kettel (Mauerbrecher) para acabar con Silver de los industrialoides Jesu que a punto estuvo de chafarle Joe Robinson, Dj oficial de la plataforma Station 55. El plumilla de Hospitalet estuvo al tanto y le dijo: ''Quieto ahí, tunante, que ahora viene lo mejor del tema''. Blánquez, que está en todas y en todo, nos recitó la alineación titular de Narod Niki a los que no pudimos ver porque nuestro sueldillo no se estiró lo suficiente para pagar los 48 euros que no entraban en la acreditación: Richie Hawtin y Ricardo Villalobos en el centro de la foto, muy cerca de los auténticos maestros
Moritz Von Oswald y Mark Ernestus, con Thomas Melchior marginado a la izquierda por poco mediático. Después de la sesión del periodista vino la actuación de Cristian Vogel y su nuevo proyecto Night of The Brain. Un poti-poti musical en el que el anglo-chileno se acerca a los registros vocales de Mark E. Smith, aunque su música suene a los Two Lord Swordsmen más rockistas.5.- No teman. Ante la avalancha de foráneos tanto detrás como delante de la cabina los nuestros siguen dando el callo. Si, los Djs españoles estuvieron a la altura. Por poner dos ejemplos, uno que es habitual del Sónar, Nacho Marco sigue demostrando que tiene el mejor pulso tech-house de todo levante. El otro no se prodiga por desgracia ni en el Sónar ni en toda Barcelona, Dj Muerto que sigue estando muy vivo. Ofreció dos sesiones en el Sónar Dome que se movieron entre la IDM y el techno más bailón. Como bien dicen en Madrid, Óscar Mulero pone la técnica, Miguel Mendoza dispone de la intuición, y Dj Muerto de la mejor maleta.6.- Otros zombies destacados de la edición de este año fueron los Sunn O))) que tienen medio mosca a toda la escena metal con una ensalada continua de drones y frecuencias graves interminables que está a punto de agotarse en si misma. Estuvieron acompañados de Page Hamilton, cantante de Helmet que se vino a Barcelona embutido en un saco de patatas. Brutal puesta en escena, a medio camino entre el Mago de Oz más tétrico y El Señor de los Anillos más desquiciado. También te podías reír si querías. Más convincentes estuvieron el sábado los también norteamericanos Wolf Eyes con un concierto no apto para oídos mínimos. El noise rock que manda ahora desde Michigan en sellos como Sub Pop, proviene de una de las bandas favoritas de Sonic Youth –se los llevaron de gira hace unos años- que dejaron el Sónar Complex hecho unos zorros. Desengrasante. 7.- Sonarmática este año estuvo mágica. Un punto para Sónar por hermanar magia y tecnología en una de las exposiciones más cercanas de los últimos tiempos. Sombras chinas que se rebelan, un chorreón de tinta mágica que escribe sola, gnomos que arrastran tazas y demás enseres, una bombilla que se aguanta en el aire sin necesidad de ventosidades y unos gusi-luz digitales que se posan en tu mano. Disfrutamos como chinos. Digo, como niños.8.- La sala Red Bull es una de las mejores acciones de branding que se recuerdan en un festival patrio. La marca no molesta -apenas si parece el logo en la cabina- y encima consigue montar un fiestón continuado. Nos dio alas.

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